infoRETAIL.- José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada, marqués de Olivara, ha muerto hoy, a la edad de 84 años, en el hospital de El Puerto de Santa María (Cádiz), donde estaba ingresado desde mediados de agosto, cuando sufrió una fractura en la cadera que se complicó con una neumonía.
Casado con María Teresa Rivero y padre de 13 hijos, el empresario tenía actualmente causas pendientes por estafa, insolvencia punible y fraude a Hacienda. Después de entrar en prisión el pasado mes de junio, fue puesto en libertad por el deterioro de su salud, acreditando los informes médicos que padecía una enfermedad muy grave con padecimientos incurables.
Ruiz-Mateos fue el fundador de Rumasa, holding empresarial que aglutinaba 700 empresas y 45.000 trabajadores. Tras la expropiación realizada por el Gobierno socialista en febrero de 1983, el empresario se enconó en una larga pugna judicial con el Estado, reclamando una indemnización de 18.000 millones de euros por la expropiación. Sin embargo, existen más de 200 sentencias judiciales en su contra.
De tribunal en tribunal, con alguna estancia incluso en la cárcel, José María Ruiz-Mateos prosiguió su particular cruzada contra el Gobierno socialista, haciendo al ministro Miguel Boyer la diana de sus dardos, algunos de los cuales rozaban el esperpento.
Nace Nueva RumasaSin embargo, el empresario decidió montar un nuevo emporio empresarial, Nueva Rumasa, que llegó a agrupar un centenar de empresas que daban empleo a 10.000 personas. A diferencia de la antigua Rumasa, que llegó a tener presencia en 20 sectores de la economía nacional, Nueva Rumasa se concentró en cuatro áreas: Alimentación, Bebidas, Hoteles e Inmobiliario.
Los seis hijos varones de José María Ruiz-Mateos eran quienes dirigían, junto al padre, el negocio. El mayor, Zoilo, era el vicepresidente; José María, el consejero delegado; Alfonso, secretario general; Álvaro, Javier y Pablo, directores generales.
La andadura de Nueva Rumasa en el negocio alimentario comenzó en 1988 con la compra de la marca Dhul. A partir de esa fecha, las adquisiciones se sucedieron una tras otra: llegaron Apis, Fruco, Tranchettes, Santé, Quesilettes, Clesa, Letona, Cacaolat y Royne, entre otras. Y ello sin olvidar el negocio de Grupo Garvey, que inició su andadura en 1998 con la compra de Bodegas Garvey Jerez, llegando a tener ocho bodegas en varias Denominaciones de Origen.
“Somos muy activos porque el tamaño que queremos conseguir lo lograremos fundamentalmente por adquisiciones; nuestra expansión no tiene límite, no tiene techo”, indicaba Álvaro Ruiz-Mateos en 2010, cuando su compañía se encontraba inmersa en la lucha por comprar SOS y el directivo no ocultaba su ilusión por convertir a la empresa “en el primer grupo agroalimentario español”, con una facturación que en aquella época hubiera superado los 2.500 millones de euros.
Emisión de pagarésJosé María Ruiz-Mateos iba recobrando paulatinamente su popularidad y recuperaba cierta credibilidad empresarial, lo que le llevó a emitir una notable campaña de publicidad para captar ahorradores con rentabilidades del 8%. Ante los problemas de financiación y las deudas, el empresario creyó que estas emisiones serían su tabla de salvación. Sin embargo, la Comisión Nacional del Mercado de Valores publicó varios comunicados advirtiendo del riesgo de las colocaciones…
Al iniciarse 2011, la división alimentaria de Nueva Rumasa facturaba alrededor de 1.000 millones de euros y Grupo Garvey, 300 millones. Pero en febrero de aquel año todo se desmoronó con una investigación de la Fiscalía Anticorrupción por una estafa en los pagarés que había atrapado, en dos años, a miles de inversores. José María Ruiz-Mateos anunció entonces que las diez principales empresas de Nueva Rumasa se acogían a la situación preconcursal. Nueva Rumasa quebró y los inversores denunciaron la estafa.
En febrero de 2015, el Juzgado de lo Mercantil número 11 de Madrid condenaba al empresario y a su hijo Javier a abonar más de 92 millones de euros a los acreedores de la sociedad José María Ruiz Mateos, principal emisor de los pagarés de Nueva Rumasa, declarando a ambos responsables del concurso de la sociedad.
Fue uno más de los muchos procesos judiciales a los que tuvo que hacer frente durante su vida José María Ruiz-Mateos, hombre que podía ser querido u odiado por igual, pero que nunca dejaba indiferente a nadie. Será enterrado mañana en Rota (Cádiz), localidad en la que nació el 11 de abril de 1931.