infoRETAIL.- Los productos lácteos en España están sufriendo un estancamiento en el consumo, mientras que crecen las importaciones y se dispara el consumo de la marca del distribuidor (MDD). Así lo revela la tercera edición del ‘Barómetro del sector lácteo’, presentada por la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL).
En total, durante 2023, los hogares españoles consumieron un total de 4.233 millones de toneladas de leche y lácteos, lo que representa un ligero incremento del 0,16% respecto al año anterior, según los datos elaborados por Circana (antes IRI) para FeNIL. Si bien las ventas totales crecieron en valor debido al aumento de precios, el sector observa con preocupación el cambio que se está produciendo en los patrones de consumo.
Por categorías, el volumen de ventas de yogures y postres cayó un 3,1%, así como los batidos, que bajaron un 2,5%. La leche líquida experimentó una subida del 1,8% y, aunque el conjunto de quesos creció un 1,1%, el volumen de las ventas de queso tradicional español cayó por encima del 3%.
Luiz Calabozo: “Nuestros quesos están dejando de ser competitivos y están siendo sustituidos por importaciones de bajo valor añadido, acumulándose grandes 'stocks' de queso nacional que obligan a reducir su ritmo de fabricación"
Y es que, la situación de crisis inflacionaria que viene afrontando la Unión Europea (UE) y España desde 2022 ha convertido a la MDD en un refugio para los consumidores. Prueba de ello es que, en la práctica totalidad de categorías lácteas, su cuota de mercado ya supera a las marcas de fabricante (MDF) en volumen. En el caso de la leche líquida clásica, la MDD obtuvo el año pasado una cuota del 58%, mientras que en yogures y quesos esa cuota llegó a rozar el 70%.
En cuanto a las importaciones de leche y lácteos, en el 2023 se comercializaron en España un total de 890.000 toneladas provenientes del extranjero, el dato más alto de los últimos diez años, frente a las 510.000 exportadas por las industrias nacionales. En el pasado, España solía importar leche cruda como materia prima para su industria láctea, mientras que, en la actualidad, las importaciones se centran en productos terminados de bajo valor añadido, como quesos procedentes de Alemania o Países Bajos.
Peligro en la industria
De este modo, desde FeNIL alertan de que este hecho está poniendo en peligro al sector quesero nacional formado por un gran tejido de medianas y pequeñas empresas familiares, que observa cómo está siendo expulsado del lineal de las grandes superficies y de los mercados de exportación.
Aunque el consumo de quesos en su conjunto creciera el año pasado en torno al 1%, la evolución fue diferente por subcategorías: aumentaron las ventas de queso importado (+6,8%), entre los que se incluyen también los rallados (+10,4%) y fundidos (+5,07%), mientras que cayeron las de quesos tradicionales (-3,11%) y frescos (-1,29%)
“La industria láctea española, y más aún la pyme, afronta momentos de gran incertidumbre, pues ha asumido la mayor parte del incremento de los costes de producción derivado de la crisis inflacionaria. Aunque se vislumbra una estabilización de ciertos costes, algunos de ellos, como el precio que se paga por la leche a los ganaderos, persisten en niveles más altos que en el resto de la UE”, explica el director general de FeNIL, Luis Calabozo, quien añade que “desde el inicio de la crisis de costes en 2022, la industria láctea ha desempeñado un papel crucial como estabilizador de los precios al consumidor”.
En este contexto, Calabozo señala que “la competitividad es un factor fundamental para no destruir tejido ganadero e industrial”, al tiempo que añade que “las cifras muestran que los precios récord pagados a los ganaderos de oveja y cabra por su leche, lejos de estimular la producción, están produciendo un efecto opuesto”.
“Nuestros quesos -prosigue Calabozo- están dejando de ser competitivos y están siendo sustituidos por importaciones de bajo valor añadido, acumulándose grandes stocks de queso nacional que obligan a reducir su ritmo de fabricación y, en consecuencia, a que haya una menor necesidad de leche por parte de las queserías”.