Diego Hidalgo Enríquez, de Kimberly-Clark

infoRETAIL.- “Kimberly-Clark, dentro de sus planes estratégicos para inversiones de capital, tiene aprobados para los próximos años varios proyectos en la fábrica de Salamanca con el objetivo de reforzar la calidad de sus productos, mejorar la eficiencia de sus líneas de producción y optimizar la eficiencia energética”, afirma el country manager para Iberia de Kimberly-Clark, Diego Hidalgo Enríquez, en declaraciones exclusivas a infoRETAIL

La planta productiva que Kimberly-Clark tiene en Salamanca se destina a la elaboración de productos de higiene personal, principalmente papel higiénico y pañuelos de papel de la marca Scottex. Fue construida en 1976 y adquirida por la multinacional estadounidense en 1996, emplea a 165 personas y tiene una superficie de 175.000 metros cuadrados

“La evolución de Kimberly-Clark está siendo muy positiva en España y estamos superando los objetivos propuestos”, prosigue el directivo, agregando que “nos sentimos muy optimistas y confiamos en la propuesta de valor de Scottex en todas las categorías de celulosa en las que operamos”. 

Hidalgo Enríquez reconoce que “después de unos años muy complicados donde nos vimos obligados a subir los precios para hacer frente a la subida en costes, ahora hemos sido capaces de encontrar el equilibrio, manteniendo el compromiso de continuar ofreciendo productos esenciales de alta calidad a nuestros consumidores a unos precios competitivos”. 

Para Kimberly-Clark, que comercializa en España marcas como Scottex, Kleenex y Huggies, entre otras, la sostenibilidad es un eje estratégico: “El lanzamiento de nuestro Plan Global de Sostenibilidad 2030 reafirma nuestro compromiso de mejorar la vida y el bienestar de mil millones de personas en comunidades vulnerables en todo el mundo con el menor impacto ambiental”, explica el country manager para Iberia. 

La estrategia de sostenibilidad de la multinacional ha significado que, entre otras medidas, se haya instalado una caldera de biomasa en la planta productiva de Salamanca, que está permitiendo reducir el consumo de gas natural en un 40% y las emisiones directas de carbono en 8.500 toneladas métricas al año. “Esto contribuye a nuestro objetivo global de reducir emisiones directas e indirectas de gases de efecto invernadero en un 50% para 2030”, concluye Diego Hidalgo Enríquez.