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María Gutiérrez

CEO y fundadora de Hiwook

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Autoconfianza frente a los miedos
Tanto en el ámbito personal como profesional es fundamental identificar los miedos que preocupan y, consecuentemente, paralizan la toma de decisiones e implican inacción. “No puedes dejar que los miedos te ganen. Es el momento de levantar la cabeza y seguir adelante”, recomienda la autora. 
28/03/2022
Autoconfianza frente a miedos laborales

La mayoría de los miedos están en nuestra imaginación. Son tan irreales como los monstruos de debajo de la cama, pero seguimos con ellos, aunque ya seamos mayores. ¿Por qué están tan arraigados los miedos? Porque los utilizamos como un amuleto. Es decir, pensamos que, si nos libramos de ellos, entonces realmente ocurrirán nuestros temores. Pensamos en los miedos y en la preocupación que nos genera como si fuera una especie de escudo o de armadura. Te sientes seguro porque piensas que, si no tuvieras miedo, entonces no pondrías atención y lo que te preocupa realmente ocurriría…

Confundimos el preocuparse con ocuparse. Como adulto que eres, tienes claro que las cosas buenas no ocurren por magia. Sabes que, si quieres algo, tienes que trabajar por ello. Eso es ocuparse. Sin embargo, el meter el miedo en la ecuación, lo que conlleva es a preocuparse y, paradójicamente, a la inacción. Si te ocupas, actúas. Si te preocupas, te paralizas.

Por eso, es tan importante identificar los miedos que nos paralizan y romper con ellos. No te estás ayudando al mantenerlos. No son un buen amuleto, por mucho que te lo hayas imaginado durante años, incluso décadas.

Hoy, ahora mismo, en este instante, trabajaremos el quitar los miedos. ¿Te atreves? Toma un lápiz y un papel, la grabadora del móvil o ponte al lado de una pizarra. Da igual el soporte, lo importante es que dejes que fluya lo siguiente: tus dudas y miedos. 

Sabes que, si quieres algo, tienes que trabajar por ello. Eso es 'ocuparse'. Sin embargo, meter el miedo en la ecuación conlleva a 'preocuparse' y, paradójicamente, a la inacción. Si te ocupas, actúas. Si te preocupas, te paralizas.

Todos los tenemos, así que no tengas miedo (valga la redundancia) de escribirlos y ponerles nombre. Especifica lo máximo que puedas. Al enemigo, es mejor conocerle en detalle. Vamos a traer estos pensamientos y sentimientos ocultos a la luz para poder enfrentarlos como se merece.

Para que veas que yo también me mojo, te voy a poner uno que yo tenía como ejemplo: Mi miedo es que mis hijos no tengan el futuro que se merecen porque no sea capaz de darles una buena educación. Ante este miedo, debo imaginar soluciones (por bizarras que parezcan) para librarme del miedo. En mi caso, seré capaz de librarme de ese miedo si amplío mi visión acerca de lo que significa tener futuro y dejo de vincularlo con una educación cara en escuelas de negocio. Y, por ello, enseño a mis hijos a crear sus propias fuentes de ingresos para que tengan independencia a la hora de elegir los siguientes pasos de su carrera profesional.

Bien, ahora es tu turno. ¿Te atreves? ¿Eres capaz de escribir cómo puedes librarte de tus miedos? ¿Puedes sacar a la luz tus pensamientos con total honestidad?

Es normal que, después de hacer este ejercicio, te sientas muy vulnerable. Seguramente escondas las palabras que has escrito o dicho para que nadie pueda verlas. Te comprendo. Las inseguridades han venido a ti cargadas con artillería pesada.

Pero no puedes dejar que te ganen. Es el momento de levantar la cabeza y seguir adelante. ¿Cómo? Teniendo autoconfianza. No, aún más. Teniendo la certeza absoluta de que vas a salir adelante. Porque esa es la verdad. Tú eliges si lo crees o no.