Mahou incrementa la inversión sostenible

infoRETAIL.- “El gran consumo es un sector que siempre ha destacado por su componente innovador, liderando iniciativas y aportando recursos que han ido cambiando significativamente a lo largo de los años en función del contexto de cada momento”, explica el responsable del Observatorio de Innovación en Gran Consumo (OIGC) del Institut Cerdà, Jordi Sales

Desde la primera edición del OIGC, en 2017, se han detectado numerosos elementos que impulsan la innovación, pero uno se ha posicionado como esencial: la colaboración. “Si en 2017, el 21% de las innovaciones identificadas por el Observatorio era colaborativa, este porcentaje ha ascendido hasta el 56% en 2023, lo que significa que casi se han triplicado”, cuantifica Sales, en declaraciones exclusivas a infoRETAIL

“La combinación entre actores de diferentes sectores, e incluso entre competidores, se ha convertido en una de las vías principales para hacer frente a los complejos desafíos que aborda el gran consumo en el contexto actual, como la necesaria digitalización, la adaptación al cambio climático o las disrupciones en las cadenas de suministro, entre otras”, prosigue el directivo del Observatorio de Innovación, que es promovido por el Institut Cerdà. 

Y dentro de esta tendencia creciente de colaboración, el sector público también está ganando peso cada año. De hecho, en 2017 únicamente estaba presente en el 4% de las innovaciones identificadas, porcentaje que ha ascendido hasta alcanzar el 14% en 2023. “El papel del sector público ha pasado de ser el de un ente regulador y, en todo caso, financiador de la innovación a ser un agente activo y partícipe, destacando el papel de la red de centros de investigación de titularidad pública y la administración propiamente dicha”, subraya Jordi Sales. 

Jordi Sales: "El papel del sector público ha pasado de ser el de un ente regulador y, en todo caso, financiador de la innovación a ser un agente activo y partícipe"

En el caso de las universidades y centros de investigación, destaca su creciente interrelación con el sector privado, lo que ha dado lugar a una mayor transferencia de tecnología y conocimientos que, anteriormente, no eran de aplicación en este ámbito. Como ejemplo, destaca el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) y sus numerosos trabajos, como el desarrollo de las primeras variedades de manzana adaptadas a climas cálidos. 

Y en cuanto a la Administración pública, “es reseñable su papel en la innovación tanto a nivel local y autonómico como estatal”, se recalca desde el Institut Cerdà. Y, en este aspecto, sobresalen ejemplos como la colaboración entre la Generalitat Valenciana, el Ayuntamiento de Valencia y Nestlé para facilitar el reciclaje de plásticos de pequeño tamaño. Y, a nivel estatal, el programa ‘Wafira’, una iniciativa de innovación social en el que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones colaboró con Cooperativas Agroalimentarias para potenciar la formación agraria y el emprendimiento por parte de mujeres migrantes. 

“Está claro que el futuro del gran consumo pasa por una innovación colaborativa donde fabricantes, distribuidores, operadores logísticos, centros tecnológicos, organismos públicos y diferentes agentes del sector se impliquen de manera conjunta para realizar una gestión cada vez más eficiente y eficaz de los recursos disponibles, mejorando la satisfacción del consumidor”, pronostica Sales. 

Y concluye: “La colaboración público-privada se ha convertido en un modelo eficiente que beneficia a la ciudadanía y al conjunto del tejido económico y social. Gracias a ella, ganamos todos”.