Sostenibilidad

infoRETAIL.- La consciencia de cómo la contaminación está afectando al entorno es la que ha llevado al consumidor a transformarse bajo el concepto conshumanism: el paso de individuo a ciudadano comprometido con una vida en consonancia con el planeta y la sociedad.

Así lo explica la Analytics, Insights & Strategy Director de IPG Mediabrands, Mapi Merchante, aclarando que es tal el impulso del cambio de actitud de este consumidor “que ha comenzado a practicar el ecoshame. Actuar de manera respetuosa con el planeta ya no es algo que se deba premiar, sino que se da por hecho, por entendido, y el no cumplirlo es socialmente castigado.”

Como avanza IPG Mediabrands, la crisis sanitaria mundial originada por la Covid-19 tan solo ha evidenciado y profundizado una evolución de la sociedad en la que, ya de por sí, crecía el germen de cambio. Una evolución y evidencia a partir de la que se espera que los consumidores graviten aún más hacia los productos ecofriendly. De hecho, el 39% de los españoles afirma que estará más concienciado con el medioambiente tras la pandemia, según datos de la comunidad online Toluna.

La realidad actual pos-Covid evidencia que estamos ante un usuario en transformación, un consumidor más consciente que está comenzando a cambiar sus hábitos y criterios de compra apostando por la calidad frente la cantidad, buscando minimizar los residuos que genera, demandando transparencia y trazabilidad, rechazando los materiales contaminantes y dando prioridad a lo natural. Un consumidor que pasa de gastar a invertir.

Esta nueva mentalidad ha llevado a los consumidores a exigir a las empresas y marcas que transformen sus procesos, situando la sostenibilidad en el epicentro. “Ya no quieren marcas con valores que encuentran reflejo en largos informes de RSC, sino que marcas en las que el filtro de la sostenibilidad esté presente en toda su cadena de valor”, aseguran desde IPG Mediabrands.

Responsabilidad de las empresas
De este modo, la sociedad está transformando su comportamiento: reciclar, reparar y no tirar, la tendencia DIY (Do it yourself, por sus siglas en inglés), el consumo de alimentos ecológicos, el rechazo al plástico, la cultura veggie… Y las marcas han de estar donde se encuentren los consumidores para asegurarse un rol relevante en sus vidas. Los cambios de actitud y comportamiento en la sociedad deben implicar un cambio, o al menos un reajuste, en el enfoque de las acciones y la comunicación de las compañías.

La crisis sanitaria mundial originada por la Covid-19 tan solo ha evidenciado y profundizado una evolución de la sociedad en la que, ya de por sí, crecía el germen de cambio

Por ejemplo, sectores como el de higiene se enfrentan al gran reto de los desechables y al hecho de que nuevos players están apareciendo en el mercado para cubrir esa demanda de sostenibilidad en la categoría (bastoncillo de silicona, copas menstruales, jabones naturales en pastilla…). Asimismo, en el caso del sector belleza, los usuarios evidencian su renovada confianza y preferencia por los beneficios de los productos naturales. De hecho, grandes marcas como Clarins o Dior, cuentan ya con líneas veganas.

En retail, la presión de la guerra social contra el plástico ha acelerado la carrera por eliminar este material de los establecimientos. Además, frente a unos usuarios que apuestan por instaurar un consumo más consciente, los retailers deben plantearse cómo obtener ingresos más allá de la frecuencia de compra del consumidor. En este sentido, retailers como Ikea tienen ya un programa para ayudar a los usuarios a reciclar, vender o reinventar sus muebles antes de tirarlos.

Auge del movimiento ‘slow’
Por otro lado, uno de los sectores más contaminantes del planeta, el de la moda, como parte de la evolución que reclama ahora la sociedad, está viviendo grandes avances en temas de sostenibilidad. Las firmas de alta costura están renunciando en masa al uso de pieles animales y players como H&M o Zara tienen ya una línea ecofriendly. Adolfo Domínguez, por su parte, invita a comprar mejor para comprar menos.

En retail, la presión de la guerra social contra el plástico ha acelerado la carrera por eliminar este material de los establecimientos

Y estos son solo algunos de los ejemplos de una industria que camina hacia el slow fashion, un modelo circular que apuesta por un menor derroche de textiles, el empleo de materiales reciclables y un ritmo de producción-compra menos frenético.

Por otro lado, Mapi Merchante recuerda que “no nos podemos olvidar del sector de alimentación, uno de los que más tiempo lleva viviendo esta transformación. Primero porque afecta directamente a la salud, y segundo porque supone un sacrificio animal que cada vez menos personas están dispuestas a tolerar”.

La superpoblación y el derroche de alimentos en muchas partes del mundo aceleran la urgencia de la transformación de esta industria. Y a ello se suma la creciente cultura veggie y el incremento del interés por el real food.