El Blog del Retail

María Gutiérrez

CEO y fundadora de Hiwook

Conóceme
La dulce voz de la inteligencia artificial
Las matemáticas y la tecnología llevan décadas con nosotros desarrollando la inteligencia artificial; los bots nos acompañaban silenciosamente, hasta que han cobrado una cálida voz
11/07/2018

Desde mi alma de ingeniera, la inteligencia artificial (IA) es matemática pura, dura, oscura en su profundidad y magnífica en su intangibilidad. Desde mi corpórea necesidad como consumidora, la IA es la suave voz que me dirige mientras conduzco con Google Maps activado, o la que me contesta cuando busco una cafetería a pocos pasos de donde me encuentro. Es fácil, sencillísimo. Tan sólo un botón, un saludo… y ahí está. Me siento como si fuera Aladino y acabase de encontrar la lámpara mágica.

Y parece magia, pero las matemáticas y la tecnología llevan décadas con nosotros desarrollando la inteligencia artificial. Sin embargo, nos parece que nos acompañan desde ayer por la noche. Parafraseando a uno de los grandes, “siempre me sorprende la forma en que el éxito obtenido de la noche a la mañana se toma tanto tiempo”.

Ahora las máquinas son más humanas y nosotros más tecnológicos, por eso nos entendemos mejor

¿A qué se debe este efecto? ¿Cómo somos capaces de no ver lo que lleva décadas gestándose lentamente delante de nuestras narices? Creo que tengo una respuesta de las muchas que puede haber. Ahora las máquinas son más humanas y nosotros más tecnológicos, por eso nos entendemos mejor.

Hace pocos años que escuché la dulce voz de una IA tan cerca de mí. Antes no la oía. Eran sólo números dentro de una máquina. Y las máquinas reales frías, grises y con voz enlatada no me sugieren nada, salvo indiferencia.

Los bots nos acompañaban silenciosamente, hasta que han cobrado una cálida voz. Los voicebots están aquí para quedarse porque parece que nos escuchan con empatía. Por eso, nosotros los escuchamos atentamente y queremos interactuar con ellos. Los oídos son unos de los canales emocionales más potentes. Por nuestros oídos entra la música y los tonos de las voces de los que nos rodean. Esos tonos que dicen más que las palabras que llevan encima, tranquilizándonos o poniéndonos nerviosos.

Los voicebots están aquí para quedarse porque parece que nos escuchan con empatía

Los voicebots estarán dentro de nada en nuestro día a día. Nos acompañarán a hacer la compra para la cena de nuestro cumpleaños. Al principio, los preguntaremos en qué pasillo está la quinoa, para luego escuchar sus sugerencias sobre el maridaje con los vinos. Seguiremos pasillo a pasillo la voz que emana de nuestro teléfono y casi creeremos que es real. Conseguirá crear esa intimidad en la que le contaremos también que nos hemos hecho el propósito de llevar una alimentación más saludable y, para rizar el rizo, esperaremos que nos llame a la mejor nutricionista de la ciudad para reservar cita lo antes posible.

¿Lo conseguirá ya? O, ¿aún queda desarrollar más madurez? Si no nos atiende como esperamos, puede que nos enfademos al darnos cuenta de que estamos hablando con una máquina de voz amable, guardemos el móvil en el bolso y busquemos al personal de tienda que tengamos más cerca. Entonces diremos: “Perdona, ¿en qué pasillo está la quinoa? Y ¿el vino? Por cierto, ¿conoces a algún buen nutricionista por la zona?”.