El Blog del Retail

Antonio Hurtado

Vicepresidente de Tecnología de Nielsen

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¿Está mi producto donde debe?
Gracias a la inteligencia artificial se pueden resolver problemas actuales de las tiendas, como conseguir el mejor planograma para un pasillo. Además, el autor aboga por la colaboración entre fabricantes y distribuidores para lograr procesos más eficientes y tener la foto de éxito del lineal.
10/01/2020

La ejecución en el punto de venta puede parecer la culminación de un proceso que empieza con la concepción de un producto y su producción y termina en los lineales de la gran distribución. Pero en realidad ese proceso continúa. Fabricantes y distribuidores necesitan obtener información sobre el comportamiento en el lineal, que básicamente es la respuesta a una pregunta: “¿está mi producto donde debe?”.

Y es que no se compra lo que no se ve. Si tenemos en cuenta que el 70% de las compras se decide en el momento crítico cuando se está ante el lineal, tener la ubicación óptima es fundamental. Pero no sólo la visibilidad, tampoco se compra lo que no está. Me refiero a la rotura de stock, que produce una pérdida de ventas del 30%, ya sea porque el consumidor en esa situación se va sin comprar o directamente cambia de tienda.

En definitiva, lo que industria y distribución se juegan es tener la foto de éxito del lineal, donde los mejores productos son los que tienen mejores ubicaciones, donde el capitán de la categoría lidera el espacio, donde no se produce contaminación de otras referencias, donde cada producto tiene el facing que se merece, el espacio frontal y el trasero necesario, donde se evita la rotura de stock, etcétera.

Para ello es fundamental hacer los cambios y ajustes necesarios sobre la marcha. Porque los dos grandes actores que intervienen en este proceso, fabricante y retailer, necesitan accionabilidad, lo que significa tener constancia inmediata de incidencias y poder actuar al momento.

Proceso manual
Hoy ese proceso es manual. Si hablamos por ejemplo de la rotura de stock, en la mayoría de las ocasiones no hay ni proceso, es simplemente la casualidad de que un reponedor pasa por el pasillo y tiene constancia de que falta producto en un espacio. Y en ese tiempo entre la venta del último artículo y tener constancia de la rotura de stock, ha habido mucha venta perdida por el camino.

Industria y distribución se juegan tener la foto de éxito del lineal, donde los mejores productos son los que tienen mejores ubicaciones y donde el capitán de la categoría lidera el espacio

Sin embargo, estamos en aras de que todo esto cambie gracias a la Inteligencia Artificial. Los avances en hardware han permitido que ésta salga de los laboratorios para convertirse en una herramienta más para resolver problemas en el mundo real.

Uno de los grandes avances que permite la Inteligencia Artificial es la cantidad de decisiones pequeñas que podemos tomar en paralelo para llegar a una decisión más grande. Estos “modelos” trabajan de manera similar a un cerebro humano: buscan diferentes puntos clave para poder identificar patrones y llegar a una conclusión.

Esto es especialmente útil en entorno donde la cantidad de datos sea lo suficientemente grande, ayudándonos a resolver problemas que hace tiempo eran impensables por la escasa capacidad de cálculo disponible.

Ventaja competitiva
Por ejemplo, ahora podemos entender cuál es el mejor planograma para un pasillo de una determinada tienda, algo que se puede conseguir aprendiendo del comportamiento de los consumidores en la tienda y de todo el histórico de esa tienda de ventas (por ejemplo, todos los productos que se han vendido anteriormente de una determinada categoría). Vincular diferentes fuentes de información y aprender de ellas, puede conseguir una ventaja competitiva importante.

La tecnología en gran consumo no pasa por llenar de pantallas las tiendas ni los almacenes ni las plataformas ni las oficinas; ha de optimizar inversiones, aumentar las ventas y generar satisfacción en el cliente

Para ello es preciso que fabricantes y distribuidores interioricen que deben incorporar la tecnología dentro de su cadena de valor para hacer procesos más eficientes. En Nielsen sabemos que la tecnología en el gran consumo no pasa por llenar de pantallas ni las tiendas ni los almacenes ni las plataformas ni las oficinas. Pasa por incorporar las soluciones que permitan mejorar procesos para optimizar inversiones, para obtener mejores ventas y, sobre todo, para tener satisfecho al cliente.

Y en esa línea se dirigen nuestras inversiones y soluciones, porque toda esta historia va de algo simple y difícil, la satisfacción del consumidor.

 

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